La piel por extensión es el órgano más grande del organismo. En la piel pueden presentarse el cáncer menos agresivo del organismo (basocelular), pero también uno de los más agresivos (el melanoma maligno). Por esa razón se acostumbra a agruparlos en no melanomas (principalmente basocelular y epidermoide) y melanomas.

El cáncer de piel es una neoplasia muy frecuente, su incidencia se ha triplicado en las últimas dos décadas, siendo en algunos países un verdadero problema de salud pública.

Los factores de riesgo para padecer cáncer de piel están relacionados con la exposición prolongada a los rayos ultravioleta del sol, por lo que son más propensos a padecerlo las personas con piel muy blanca, pelirrojos, quienes tiene mutaciones genéticas relacionadas y quienes utilizan camas de bronceado. Existen algunas lesiones benignas de la piel que se han relacionado con la aparición de cáncer, tales como Queratosis seborreicas, Queratosis actínica, Queratoacantoma o Nevos.

Existen algunas escalas que permiten conocer la sensibilidad de la piel frente a la luz ultravioleta del sol, esto facilita al paciente conocer un puntaje dependiente de las características descriptivas de la piel, para conocer su fototipo cutáneo y el menor o mayor riesgo a padecer cáncer de piel. A las personas con factores de riesgo se les recomienda revisión periódica por el oncólogo para descartar lesiones malignas o en su caso diagnosticarlas oportunamente.

El diagnostico se realiza inicialmente bajo exploración medica directa, las lesiones dérmicas que tienen asimetría, bordes irregulares, varias tonalidades de color, diámetro creciente, cambios en su consistencia, tamaño o grosor, son más susceptibles de ser malignas, generalmente una lesión dérmica que cambia bruscamente de tamaño, consistencia o características debe ser estudiada de inmediato. Existen algunos procedimientos de escala visual (dermatoscopia) que son de ayuda, pero es imprescindible realizar una muestra de piel (biopsia) antes de proceder a cualquier tipo de tratamiento, esta biopsia nos dará el tipo de lesión de que se trata, y en caso de ser maligno proceder a tratamiento inmediato.

El tratamiento básicamente es resecar radicalmente la lesión mediante procedimiento quirúrgico, los canceres no melanomas em general no generan metástasis, por lo que el tratamiento casi siempre se basa en la resección quirúrgica de la lesión. Los melanomas malignos requieren generalmente disecciones ganglionares adicionales a la resección de la lesión, estos pueden requerir también tratamiento con quimioterapia, inmunoterapia o radioterapia.

La sobrevida dependerá de la extensión y el tipo de la lesión, por lo que acudir oportunamente a diagnóstico y tratamiento adecuado es preponderante para el éxito del tratamiento.